Reducir el riesgo de contaminación en la industria alimentaria es imprescindible. Esta exigencia está provocando mucho estrés a los profesionales de los departamentos directamente involucrados en los procesos y seguridad de estos.
La contaminación en los procesos suele tener efectos desastrosos para las empresas, no solo por la retirada del lote afectado o de la producción, sino también porque este tipo de problemas puede dañar la imagen y prestigio de la compañía.
Por lo tanto, minimizar o reducir los riesgos de contaminación en la industria alimentaria es una tarea vital para este sector. En este sentido, es importante contar un buen asesoramiento y emplear los lubricantes adecuados para evitar contratiempos.
¿Cómo reducir el riesgo de contaminación en la industria alimentaria?
Si te preguntas «qué puedes hacer», toma nota de estos consejos que ayudan a reducir algunos de los riesgos de contaminación en la industria alimentaria.
1. La lubricación es una tarea importante
El lubricante puede ser una fuente importante de contaminación. Por este motivo, el personal de mantenimiento tiene una gran responsabilidad del uso y aplicación que se haga de estos porque debe velar por la seguridad de los procesos.
En la industria alimentaria, la lubricación suele considerarse como una tarea rutinaria y a la que se le da poca importancia. Sin embargo, un exceso de lubricante o el uso de un producto incorrecto puede acarrear serios problemas.
Es una actividad a la que se debe prestar más atención, asumir la importancia que tiene y darle valor que se merece dentro del proceso. Contar con un «socio o asesor» puede ser clave para maximizar la gestión con periodos y rutas de lubricación, algo que permitirá ser más eficiente, disminuir cotes y, además, que la empresa dé un paso más en la reducción de contaminación.
2. Analizar e interpretar los análisis con conocimiento del proceso
Es necesario examinar la producción antes de que salga por la puerta, pero estos análisis deben interpretarse con precaución. En muchas ocasiones se detecta presencia de hidrocarburos en el producto y no siempre procede del lubricante que se usa.
Durante el proceso de producción hay multitud de puntos, además del lubricante, que pueden aportar contaminantes al producto final. Desde las cintas transportadoras, el aire comprimido tratado de forma incorrecta o el agua depurada de manera deficiente pueden llegar a ser portadores de sustancias nocivas y no tienen que estar vinculadas directamente con los lubricantes que se emplean.
Por este motivo, es fundamental una interpretación de los análisis de modo profesional y con buen conocimiento del proceso productivo.
3. Trabajo en equipo
Responsabilizar y exigir la solución de un problema a una persona o departamento concreto no siempre es la mejor opción. En situaciones como la que estamos describiendo, donde intervienen varios departamentos (calidad, laboratorio, producción y mantenimiento), dejar toda la responsabilidad en uno es un error.
La colaboración y la participación de todos, junto al asesoramiento de un experto en lubricación, permitirá que tengamos una visión más global del problema, que las soluciones sean más integrales y, lo más importante, que todos se involucren en la consecución del objetivo, al que considerarán propio y del que se encontrarán satisfechos y orgullosos de haberlo conseguido.
Por lo tanto, trabajar en equipo estableciendo proyectos con objetivos claros es también una estrategia clave para eliminar contaminantes del proceso.
4. Formación
La industria alimentaria está en constante evolución en cuanto a la seguridad de procesos y alimentos. En este sentido, los lubricantes también han avanzado para ser eficientes mecánicamente y lo más inocuos posible.
Por lo tanto, la formación continua es otro factor fundamental para eliminar contaminantes del proceso y estar al día sobre las exigencias normativas en materia de seguridad alimentaria y desarrollo de nuevos lubricantes.
5. Mejora continua
Implantar la cultura de mejora continua también es clave en el área de mantenimiento, a través de trabajo en equipo para la gestión del proyecto y consecución del objetivo.
De este modo, se puede reducir el número de lubricantes que se emplean en un proceso, mejorar su eficiencia y la de las máquinas. Esto se traduce en una disminución de costes, se limitan las posibilidades de aportar contaminantes al proceso y se adquiere un mayor conocimiento del mismo.
6. Valorar a largo plazo
A la hora de elegir estos lubricantes hay que tener en cuenta los beneficios tangibles e intangibles que generan a largo plazo, un factor que suele pasarse por alto. La influencia y el impacto de los lubricantes en el proceso puede ser monumental, sin embargo, en muchas ocasiones se valora más el coste de estos a corto plazo.
Con estos lubricantes y en este tipo de procesos se pone de manifiesto, más que nunca, lo idóneo que resulta tener en cuenta las ventajas que aportan con una visión de futuro.
En LUFILSUR ofrecemos conocimiento, experiencia y trabajo en equipo para reducir riesgos y costes. Estudiamos los procesos; identificamos las amenazas; revisamos los requisitos sobre seguridad; analizamos y valoramos las exigencias mecánicas; aportamos soluciones de forma sostenida en el tiempo; y planteamos las posibilidades de mejoras a implantar.
Si tienes interés o necesitas asesoramiento para reducir la contaminación en la industria alimentaria, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Estaremos encantando de ayudarte.
