En muchas plantas industriales, cuando un captador de polvo deja de funcionar correctamente, la causa suele ser más simple de lo que parece: exceso de carga de polvo, una limpieza ineficaz o una combinación de ambas.
Pero el verdadero problema no es solo la pérdida de rendimiento, sino el riesgo de paradas imprevistas, cambios anticipados de filtros y un incremento de los costes operativos.
En este artículo repasamos algunos puntos clave que conviene tener bajo control. Esta guía práctica te ayudará a prevenir fallos habituales y alargar la vida útil tanto de los filtros como del sistema de captación.
Aire comprimido: ni mucho ni poco, lo justo y limpio
La limpieza por pulsos de aire comprimido es la clave del buen funcionamiento del captador. Pero, ¿sabías que tanto una presión insuficiente como un exceso pueden dañar el sistema?
- Presión demasiado baja: los cartuchos no se limpian bien, se saturan y pierden eficiencia rápidamente.
- Presión demasiado alta: erosiona el medio filtrante, acorta su vida útil y obliga a cambiar los cartuchos antes de tiempo.
💡 Hay estudios que indican que mantener la presión dentro del rango recomendado por el fabricante puede alargar hasta un 30% la vida útil de los cartuchos.
Y no olvides la calidad del aire comprimido: sin aceite ni humedad. Un compresor mal mantenido puede enviar agua o aceite al sistema, afectando al material filtrante. Verifica también que haya suficiente aire para todas las líneas que trabajen en paralelo. No es raro que en momentos de máxima producción, el caudal no dé abasto y afecte directamente a la limpieza.
La tolva del captador de polvo no es un silo
En muchas instalaciones, la tolva del captador de polvo termina usándose casi como un almacén de polvo. Y no debería. Su función es evacuar el polvo filtrado de forma continua. Si se acumula más de la cuenta, acabará reentrando en el sistema y cargando innecesariamente los filtros.
Lo ideal es revisar periódicamente el estado del contenedor y asegurarse de que el sistema de evacuación (válvulas rotativas, sinfines, etc.) está dimensionado para el volumen real de generación de polvo.
No te olvides del manómetro
La pérdida de presión (o presión diferencial) es uno de los indicadores más fiables del estado de los filtros. A medida que los cartuchos se saturan, la presión diferencial aumenta, y cuando se supera cierto umbral, el sistema ya no es capaz de limpiarlos adecuadamente.
💡 La mayoría de fabricantes recomiendan cambiar los filtros cuando la pérdida de presión supera los 120-150 daPa.
¿Filtros sucios? Perfecto hasta cierto punto
Una capa de polvo en el filtro es necesaria forma parte del proceso de filtración. De hecho, los cartuchos nuevos necesitan un periodo de acondicionamiento para alcanzar su máxima eficiencia. El error es pensar que hay que limpiar o cambiar los filtros en cuanto se ven sucios.
Lo importante es fiarse del manómetro diferencial. Solo si indica una presión fuera del rango se debe considerar el recambio.
Nada de mezclas: todos los filtros a la vez
Cambiar solo algunos cartuchos es una tentación que puede salir cara. ¿Por qué? Porque los filtros nuevos ofrecen menos resistencia al paso del aire, por lo que todo el flujo se dirigirá hacia ellos. Resultado: sobrecarga, polvo incrustado en el medio y saturación prematura.
Lo más recomendable es hacer los recambios de forma conjunta. Así se garantiza un reparto homogéneo del caudal y se evita que unos filtros se desgasten mucho antes que otros.
Revisa las válvulas de diafragma
Los pulsos de aire comprimido dependen de las válvulas de diafragma, y si no funcionan correctamente, los filtros no se limpian bien. Por eso conviene revisarlas al menos una vez al año, y siempre que se instalen cartuchos nuevos.
Además, el coste de reemplazar una válvula de diafragma es muy inferior al de cambiar un set completo de filtros saturados por falta de limpieza efectiva.
Un captador de polvo bien mantenido, protección para los equipos
Un captador de polvo bien mantenido no solo mejora la calidad del aire y protege los equipos, sino que también prolonga la vida útil de la maquinaria asociada y reduce el riesgo de fallos inesperados. Evitar acumulaciones, revisar la presión del aire comprimido, cambiar todos los filtros a la vez y asegurar una limpieza eficaz son gestos sencillos que evitan problemas mayores.
Porque, al final, en mantenimiento industrial, la prevención siempre es más rentable que la reparación. Cuando un sistema funciona bien, hay menos riesgos de paradas, menor consumo de repuestos y un entorno de producción más seguro.
En LUFILSUR lo sabemos bien y por eso ofrecemos servicio de asesoramiento especializado para que los sistemas de filtración trabajen como el primer día. Además, comercializamos y distribuimos soluciones filtrantes de alta calidad para diferentes sectores industriales. Ahora, también puedes adquirir nuestros productos a través de nuestra tienda online.
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